sábado, 17 de noviembre de 2007

Archivología auditiva

Si Funes no podía concebir la síntesis en todos sus recuerdos y Almafuerte (José) no podía obtenerla tampoco en las imágenes, yo creo tener el mismo problema pero con el sonido. Es decir que lo de José y lo mío son algo así como un desdoblamiento de la terrible memoria de Funes. Desdoblamiento en el sentido que un recuerdo completo se compone de imagen y sonido ligados de tal manera que conformen uno solo.
Con respecto a mi problema del sonido, no me refiero a esto con que tengo oído absoluto o algo por el estilo (no soy capaz de afinar bien una guitarra si no tengo conmigo un afinador). Mi asunto viene por la manera de almacenar los sonidos, o mejor dicho de archivarlos. Manera artificial y que he conseguido manipular basándome en nuevos avances tecnológicos. Puedo llegar a archivar todos los sonidos que hay alrededor mío, todos, absolutamente todos, por supuesto que esto se limita únicamente a lo que escucho, es decir que es puramente subjetivo; razón por la cual nunca me dedicaría a trabajar de esto como lo hizo Almafuerte. No es mi caso el de poder oír a lo largo y a lo ancho de una ciudad, en un radio de unos cincuenta kilómetros a la redonda o algo así, no no. Me han propuesto en algún momento servirme de micrófonos o algún instrumento que pueda amplificar los sonidos captados por mi extrema memoria auditiva, pero esto en mí no funciona. No sé cual será la razón -ya lo investigaré con el correr fonográfico del tiempo- pero me es completamente imposible asimilar todo sonido que venga de una aparato reproductor de música, por ejemplo, no recuerdo absolutamente nada de lo que dicen en un programa de radio que escuché tres o cuatro minutos atrás. Esto me ha llevado a mirar solamente cine mudo.
Como les decía, es un gran problema tener este tipo de memoria auditiva, imagínense que me es completamente imposible ir a un recital y disfrutarlo en el futuro. A medida que va pasando cada uno de los temas (debería decir acordes) tocados yo me voy olvidando, ya que está amplificado por un aparato. En realidad con el tiempo he empezado a disfrutar los cantitos de la gente, los comentarios que hacen a mi alrededor, el ritmo en que aplauden, las cosas que le gritan a los músicos, etc, etc, etc. Es decir que mido un recital, no por el mérito de los músicos, sino por el papel que jugó su público.
Realmente esto me desespera, recuerdo cada una de las conversaciones que he tenido con cada uno de los personajes que me he topado. Pero no es sólo ésto, también recuerdo mis escritos en una máquina por el sonido que producen las teclas. ¡Es terrible!
Comprenderme no es posible, si me tienen un poco de compasión estará bien. Aunque en realidad todo esto es pura y exclusiva culpa mía, ya que yo no nací con un don, ni tampoco tuve un accidente que me impuso esta memoria. Lo mío fue elegido por mí, después se me fue de las manos y hoy está impuesto en mi percepción auditiva. Sólo me quedará por ahora esperar a poder encontrar (también por medios tecnológicos) la forma de cambiar esta manera artificial de archivar los sonidos que me rodean.

1 comentario:

Federico dijo...

E´ la tele...
Monopolio eel sentido visual!
una opsión e´ romper el tele y cerrá lo ojo
otra e´ solo cerrá lo ojo
y escuchar

escuchá¡, escuchá¡ que algo quedará¡... la oreja no es una adorno, pibe, piba. haceme caso 'cuchá¡ , 'cucha¡. ¿viste cuando te tiras en el pasto a mirar las nubes? hace lo mismo cuando te pones los auriculares... encontra las "formas" que hay dentro del sonido. también lo podes hacer con los olores y los sabores y de esto las empresas saben mucho... la percepción es el modo en el que recibimos lo que hay afuera de nosotros y por sobre todas las cosas es un modo de organizar esa información para hacerla entendible. vos podes cambiar esa organización a placer y seguir la vida como siempre. por eso, 'cuchá¡, que algo quedará¡.

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