Vení, acercate. Sé muy bien el rechazo que te genero. Sé muy bien qué decís de mí, sé muy bien que preferís que no exista, sé muy bien que el rechazo es mas bien odio.
Vení, no te niegues. Sabés qué te pasa si no estás con migo. Sabés muy bien que si te falto no podés hacer nada. Ya sé, siempre tratás de evadirme, pero todos los días me tenés con vos y no es porque yo te busque. En algún momento me tenés ahí, presente, dominándote, no te podés escapar. Bueno, comprendo que algunos días no te llevo, pero ¿cuántas veces al año estamos separados? En esos días en los que estamos separados ¿podés mantener la cordura? ¡Responé! ¿Ves? Soy una necesidad física. Te resistís, pasás menos horas de las que debieras a mi lado, pero tarde o temprano te rendís y te vuelvo a dominar. Han habido veces en las que te quedaste un día sin separarte de mí. Después de eso ¿cómo te sentiste?
Está bien, entiendo que tengas miedo de entrar en mis condominios. Entiendo que no te guste que yo controle completamente tu mente cuando estás en mi casa. Entiendo que no te guste eso, pero es necesario, más que necesario diría que es vital. Entiendo que no te gusta eso de salir de mi casa y darte cuenta de que lo que había en ella no era real. Entiendo a la perfección que tampoco te guste que lo que anda rondando por ahí sea atormentador, grotesco, siniestro, ruidoso, sádico. Entiendo que no te guste recordar vivencias que creías haber olvidado. Entiendo todo, lo entiendo perfectamente, pero ¿cómo vas a hacer para vivir sin dormir? ¿cómo vas a hacer para vivir sin soñar?
Ahora entendeme vos a mí: YO NO TE MOLESTO, YO TE AYUDO
domingo, 19 de agosto de 2007
Llamado
Comenta Juan Carlos Atkingson en 21:40
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