Como en esa época yo no tenía novia a quien aferrarme, había conseguido un gatito. Dubovsky se llamaba (nombre de delantero del Real Madrid). Yo no tenía la más mínima intención de dejarlo allá ¡Ni en pedo! Ahí, ahí el gato iba a sufrir mucho ¡Gallegos de mierda! Ellos eran unos brutos (al menos eso es lo que me enseñaron desde chiquito por estos lugares). Siempre le pegaban a los animales. Conchi era distinta, pero alguien me dijo que el gato se iba a quedar en mi casa, nada de irse con ella. Quién sea que fuese a adueñarse de mi casa iba, consecuentemente, a adueñarse de Dubovsky ¡Gallegos de mierda! Lo iban a golpear, mi gatito dormía conmigo todas las noches, ¡Gallegos de mierda! ¡Brutos hijosderemilputa! Ellos lo iban a hacer dormir afuera, en la nieve. ¡Gallegos de mierda! Ellos le iban a pegar, ellos no le iban a dar de comer todos los días. Mi gato tenía que venir conmigo (se escribe todo junto¿?). Estaba todo listo.
Por teléfono me dijeron que el pasaje para un gato en avión hasta Buenos Aires salía unas doscientasmil pesetas ¡Listo! Mi supernintendo salía unas cienmil; el tele, un poco más.
Hoy el supernintendo está tirado en la pieza de cachibaches, el tele se lo regalaron no sé a quién. No, estaba quemado creo. A Dubovsky lo chocó un auto tres meses después, por supuesto, allá. ¿Cómo vas a malgastar tu supernintendo en un gato? A la Argentina todavía no llegaban esos superaparatos. Mirá que hermoso este siamés, se llama Tony.
Yo creía que los objetos eran inertes.
martes, 28 de agosto de 2007
No me cae bien la gente que duerme la siesta
Comenta Juan Carlos Atkingson en 0:34
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