martes, 7 de agosto de 2007

Un discurso casoal

Por diferentes razones preferimos hablar de casos. Sí, lo ha oído bien, casos, nada de situaciones, nada de momentos, no, no, no, no, no, nada de eso. No sólo es que preferimos hablar de casos, creemos vernos obligados a hablar de casos. Obligados por quién o por qué, bueno, eso creemos será tema de otra conversación. En este momento nos limitamos a aclararle nuestra elección frente a la de algunos otros.
Sí, esos otros que se la pasan hablando de que "las situaciones son las que nos hacen bla, bla, bla". Esos algunos otros que se la pasan promulgando "los momentos en que una purrura se convierte en una paratata" . No, no señor, no se confunda, no opte por los situacionadorales o por los momentanísticos. ¡No les haga caso! ¡No los escuche! ¡Ellos mienten! No ven, mejor dicho, sí ven, pero no quieren mostrarle la realidad, la verdad, lo verdadero, lo esencial, eso que nosotros le decimos a usted constantemente en nuestros discursos, no sólo en nuestros discursos públicos y multitudinarios, sino también eso que le repetimos en la vida cotidiana, en el everyday speach, eso que nosotros vivimos ¡Porque los casos no se dicen, no se andan promulgando nada más por ahí, los casos, LOS CASOS SE VIVEN SEÑORA! ¡COMPRÉNDALO DE UNA VEZ POR TODAS!
¡LOS CASOS SON LA RAZÓN POR LA CUAL EL SER HUMANO VIVE! En y por los casos se mueve el hombre, por los casos baila el mono (por algo están los dichos). Es muy fácil andar divulgando esos conceptitos baratos como los momentos o las situaciones. Es muy fácil no enseñar lo que realmente vale para el buen funcionamiento de la sociedad como conjunto.
Claaaaro, es así como se empiezan a trazar las grandes brechas que ya todos conocemos, es así como nos tienen a todos tan fácilmente controlados y subordinados a la momentaneidad situacional. Es así como todos dejamos pasar los casos por un costado. Y sí, se pasan los casos, con los casos se pasan los años y con los años se pasa la vida.

2 comentarios:

sirako dijo...

parte de la brecha, porque, digamos, en la cultura mexicana la brecha es difícil de situarse, pero eso s{olo es un caso aislado, hablemos pues, de otros...

que divertido.

sirako dijo...

mi teclado maduró!!